Tanta sangre derramada inútilmente en nombre de la Libertad, y sin embargo continuamos siendo esclavos de sí mismos y de los demás.
Nadie podría en realidad experimentar la Libertad en tanto su conciencia continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo. Ricos y pobres, creyentes y descreídos, están todos formalmente presos aunque se consideren libres.
En tanto la conciencia, la esencia, lo más digno y decente que tenemos en nuestro interior, continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo, en el yo mismo, en mis apetencias y temores, en mis deseos y pasiones, en mis preocupaciones y violencias, en mis defectos psicológicos; se estará en formal prisión.
El sentido de Libertad sólo puede ser comprendido íntegramente cuando han sido aniquilados los grilletes de nuestra propia cárcel psicológica. Mientras el "yo mismo" exista la conciencia estará en prisión; evadirse de la cárcel sólo es posible mediante la aniquilación budista, disolviendo el yo, reduciéndolo a cenizas.
La conciencia libre, desprovista de yo, en ausencia absoluta del mí mismo, sin deseos, sin pasiones, sin apetencias ni temores, experimenta en forma directa la verdadera Libertad. Cualquier concepto sobre Libertad no es Libertad. Las opiniones que nos formemos sobre la Libertad distan mucho de ser la Realidad.
La Libertad es algo que tenemos que experimentar en forma directa, y esto sólo es posible muriendo psicológicamente, disolviendo el yo, acabando para siempre con el mí mismo.
De nada serviría continuar soñando con la Libertad, si de todas maneras proseguimos como esclavos. Más vale vernos a sí mismos tal cual somos, observar cuidadosamente todos estos grilletes de la esclavitud que nos mantienen en formal prisión.Auto-conociéndonos, viendo lo que somos interiormente, descubriremos la puerta de la auténtica Libertad.
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